Esta semana en una meditación con un grupo de amigas, nuestra guía hizo referencia a algo que se quedó dando vuelas en mi mente. Sentenció que como mujeres, históricamente habíamos cedido a los hombres el control sobre el mundo. ¡Guao!, eso fue un balde de agua fría de realidades.
Pero es cierto, nadie nos ha quitado nada, hemos sido nosotras como mujeres que hemos entregado a los hombres la responsabilidad de guiar el mundo durante siglos, pero como también es cierto, es hora de tomar el rol que nos corresponde como creadoras de la humanidad para a la par de los hombres, hacer de este un lugar de amor para todos.
Tomado de top10.znoticias.com
Me gusta ese cuadro, son Las Tres Gracias de Rubens, la feminidad de la mujer representada de manera magistral.
Y es que así como los hombres nos ven, con esos mismos ojos debemos vernos a nosotras mismas, como ángeles, hadas, princesas, hermosas, femeninas, y eso no tiene nada que ver con reglas de estética 90-60-90, ni mucho menos.
Tomado de @elespejodevenus. Venus en el Espejo de Velázquez
Comenzar a amarnos en lo personal y en lo colectivo debe ser nuestra misión. Y es amarnos no solamente por como nos vemos, es amarnos por lo que somos, por lo que hacemos, y especialmente por lo que somos capaces de dar a las personas que tenemos a nuestro alrededor.
Si nos amamos y nos respetamos, ¿crees que alguien dudará en hacerlo?. Es simple, causa efecto. Tengo un mensaje que siempre pongo en mis redes, y que me encanta, y con eso cerraré esta entrada.
"No permitas que nada ni nadie perturbe tu paz interior". Allí está la verdadera belleza femenina, dentro de cada una de nosotras.
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